Autores: Susana López Rubio y Javier Holgado.
¿Por qué hablar de la segunda entrega de Lucio Garza? ¿Y la primera qué? ¿Fue mala? Descansen las intrigas, que se explica muy rápido. El asesino de los caramelos de violeta me gustó mucho, si no, no habría decidido aventurarme con un nuevo caso del curioso forense, o mejor, del forense curioso, que es Lucio. No tuve ganas de reseñarlo. Sin más. Estaba más centrada en leer y menos en escribir, y se pasó el momento.
Nos situamos en primera fila para disfrutar de la familia Garza. En la España del final de la dictadura, allá por los años 70 del siglo XX, Teresa y su marido Lucio Garza viven en Madrid, tienen ocho vástagos y son tan aficionados a las novelas que cada uno de ellos fue bautizado para honrar un escritor. Edgar, por Edgar Allan Poe, Ágata, por Agatha Christie, y así sucesivamente.
Teresa es hija de un acaudalado abogado con renombre, posición e ideología conveniente para la época. Lucio proviene de una humilde familia, propietaria de una carnicería, que se cruzó con Teresa por una caprichosa jugada del destino, que conocerás y te conquistará. Veinte años después, el matrimonio y sus hijos veranean en Benidorm cuando Lucio conoce a una misteriosa señora que afirma estar ya muerta en el cementerio del pueblo. Un día después, vuelve a morir.
Lucio y su compañero de investigación, un policía que mereces conocer a través de las novelas y no de una corriente reseña, se van a adentrar en el misterio que supone esta circunstancia. Involucrarán a todos y cada uno de los Garza, de una manera u otra, y hasta a ti mismo, lector. O eso te hará creer tu mente. Y es que la novela parece estar repleta de alusiones a personajes históricos, aunque envueltos en una capa distinta de la propia. Muestra la vida que llevaron las artistas del momento, la importancia de asegurar un futuro a toda costa para los hijos, y el poder que siempre imperó en los negocios: el estatus social en el que naces y las influencias que posees.
Existen subtramas protagonizadas por los hijos que ayudan a la comprensión del mapa político y social en el que les tocó vivir. A mí han logrado interesarme tanto como para considerarlas a la altura de la trama principal.
Resulta súper agradable la ambientación setentera, las píldoras culturales que salpican el texto y la representación de diferentes formas de ver aquella actualidad a través del carácter de cada personaje y su forma de afrontar el día a día.
Están presentes los conflictos morales, el desamor, lo políticamente correcto y más conveniente, la importancia de la familia, la identificación de quiénes lo son… Hay una presencia constante del feminismo, concepto que aún en España sonaba demasiado lejano. Gratifica leer estas páginas, levantar la vista y reflexionar sobre los derechos que hemos logrado por la igualdad. Golpea el pecho ser consciente, al mismo tiempo, de que no hace ni cincuenta años todo era distinto para nuestras abuelas. Me inquieta también la duda de si lo hacemos como deberíamos para que nuestros nietos vivan un piso más arriba en el bloque del feminismo y, al mirar hacia abajo, nos sonrían agradecidos.
En definitiva, lo que te quiero decir es que, a pesar de ser una novela larga, los sorbitos lectores que le das te van dejando un poso de serenidad que convive perfectamente con la curiosidad que genera su lectura. No es un thriller que te estrese y te robe vida, es un misterio del que quieres volver a disfrutar cuando tienes un ratito libre.
Título: El misterio de la turista que murió dos veces
Autores: Susana López Rubio y Javier Holgado
Nº de páginas: 700
Año de publicación: 2025
Editorial Espasa