A veces las circunstancias me obligan a leer. Ha sido un verano raro y he estado muy poco por aquí. Este tiempo me cuidaba a mí misma cogiendo un libro y perdiéndome entre sus hojas. Seguro que tú también lo haces a veces. Desde que inicié el blog me apetece compartir lo que me hace disfrutar, y por eso te muestro las lecturas que te has perdido, las que han marcado mi tiempo de ausencia estos meses.
Me ha ocurrido, además, que deseaba meterme en historias bonitas o ensayos prácticos. Nada de dramas duros ni manifestaciones de la maldad humana. No podemos controlar lo que sucederá con los personajes que ha creado el autor, claro, pero que al menos no fueran a priori por esa línea de transmisión de sufrimiento y dolor.
Con todo, tampoco las lecturas han estado muy acertadas últimamente… Te doy pinceladas de cinco de ellas, las que realmente te recomiendo, e información adicional por si estás interesado. Ten en cuenta que para mis reseñas suelo tomar notas y hacer una valoración bien fundamentada, cosa que no hice con estas novelas, que leí sin más. Ahí van, espero que te animes con alguna o me des tu opinión en comentarios si ya las conocías.
1. La primera de ellas es Tren de lejanías, de Mar de los Ríos. La autora es almeriense y había leído de ella solo algunos relatos publicados en el periódico. Vi la novela en la biblioteca de mis padres y decidí darle una oportunidad. Ambientada en la Primera Guerra Mundial, una joven esposa que vive en Almería, viaja en tren por Europa buscando a su marido, extranjero, que fue requerido desde su tierra natal tiempo atrás y ya lleva demasiados meses sin dar señales de vida. El recorrido en tren es precioso, la valentía de la esposa también, y la forma de narrarlo es tan agradable que te falta historia cuando llegas al final. Yo pensé: “quiero seguir aquí dentro, no te acabes tan pronto”. Tienes una reseña completa en el blog de Anika entre libros aquí.
2. Ojos de agua, de Domingo Villar. Le tenía ganas al autor gallego así que me sirvió de motivación para elegirlo. Ya conocía al inspector Leo Caldas de oídas, había leído artículos, reseñas y post de Instagram donde se le mencionaba. Como si fuese de carne y hueso, tenía ganas de echármelo a las “páginas”. No me decepcionó, más bien me sorprendió. Sentí mucha empatía por su ayudante Rafael Estévez, enemigo de la ambigüedad. Y es que cuando se investiga un asesinato en un lugar privilegiado, una torre de pisos exclusivos, un policía espera interrogatorios duros, directos y de información clara. Nada más lejos cuando los cuestionados son un retrato de los tópicos de un gallego. Decir sin decir nada es un arte. Me reí mucho y buena falta que me hacía. ¡Qué dominio de las palabras! La trama es bastante entretenida. De Domingo Villar tengo pendientes La playa de los ahogados y El último barco. Si te animas a seguir la serie policíaca conmigo, avísame y nos ponemos a ello. Ana Bolox nos dejó la reseña de esta novela, bien analizada, aquí.
3. El camino, de Miguel Delibes. De esta sí que te dejé la reseña en el blog. Me volví a enamorar de esta historia y así te lo conté aquí. Los niños siempre son un refugio y un bálsamo para el alma. Te roban la tristeza y se deshacen de ella.
4. Me decidí también con una novela de Luis Sepúlveda, ese gran escritor originario de Chile, que pasó años en Asturias y que, desafortunadamente, se llevó el coronavirus hace tan poquito tiempo. Un viejo que leía novelas de amor nos traslada a la selva, a un lugar aún sin colonizar, donde la naturaleza salvaje es tan protectora como amenazante. En unas pocas hojas el viejo te conquista por sus maneras, su forma de ver la vida, su valentía y sus sentimientos. Feliz de haberla devorado. Cuando acabé solo pude decir: “Ahí queda eso”. Impresionada por el valiosísimo mensaje sobre el valor del ser humano y su responsabilidad en la conservación de la naturaleza que emana de la historia desde el principio hasta el fin. Te dejo una entrevista aquí para conocer al autor que merece mucho la pena ver.
5. Por último te revelo mi gran descubrimiento de las últimas semanas: el gran Rafael Santandreu. Leí Sin miedo y volví a encontrarme. Es un ensayo en el que se plasman experiencias reales de personas que han afrontado el miedo por diversas razones a lo largo de su vida. La ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo y la hipocondría son algunos de los diagnósticos que les acompañan cuando se “entregan” esperanzados y decididos a la terapia conductual que se les propone. Puedes pensar que entonces este libro no es para ti. Yo creo que es para todos. Cumplir años es lo más afortunado que te puede pasar y acumular recuerdos también. Sin embargo, no todo te hace más fuerte. Hay momentos que te hacen cobarde: “Ya no voy más a…”, “ya no hago más…”, “nunca voy a volver a decir…”. Al leer el libro miré hacia dentro y dije: “Paqui, sal de ahí y quítate todo el maquillaje que ya casi no se te ve”.
Antes de leer este, alguien muy cercano me había recomendado El arte de no amargarse la vida, del mismo autor, pero lo obvié. Ahora está en mi bonita lista de pendientes. Muy en la cima.
Fin. He seguido eligiendo sumergirme en la literatura, pero levanto la vista de las páginas y disfruto de la vida también entre un libro y otro, como siempre.
¿Te has quedado con ganas de comentar algo? Hazlo aquí, te leo y te podemos contestar todos.
¿Con qué libro empiezas el otoño? Yo retomo buenas costumbres en breve y te voy contando. Mientras… ¡A leer!
Hola Paqui, siempre es un placer leer tus comentarios ya que con ellos descubres historias interesantes junto con autores diversos que me animan a leerlos. Por lo general cada vez que haces alguna reseña suelo anotar alguno a mi gran lista de pendientes. En esta ocasión he cogido tres que seguro que alguno se colará entre los primeros por devorar.
Ahora estoy en mitad de “La vida en un minuto” y deseando de acabarla para comenzar otra nueva aventura.
Gracias por todo y con ganas de compartir un café en buena compañía.
Un besazo enorme😘
Gracias por pasarte. La vida en un minuto, ese me lo apunto yo también, que he oído cosas buenas de él. Nos vemos prontito.
He leído los dos primeros libros de los que has hecho las reseñas y tengo que decir que yo no podía parar de leer .
Ahora estoy leyendo «Sin miedo» y me está ayudando a reflexionar sobre ciertas actitudes que debería de cambiar. Me está gustando tanto que ya me he comprado » Nada es tan terrible» del mismo autor.
No hay lectora igual que tú, mamá. Alguno de esos fue recomendación tuya. Un beso grande.
¡Me los apunto todos! No sé como lo haces, pero después de cada reseña solo quiero ponerme a leer el libro. De Santandreu solo me he leído Ser Feliz en Alaska, pero este tipo de lecturas están bien de vez en cuando para que no se nos pierda de vista dónde está el Norte realmente. Un besico, Paqui
¡Eso es! No perder el Norte. Hay que vivir relajados pero atentos, jeje. Lo sintetizas divinamente. Otro beso para tí, amiguita.