Autor: Alejandro Palomas.

No creo que exista un libro en el mundo ausente de amor. En cualquiera de sus formas. No habría secuestros y rescates, pasiones con finales trágicos, sacrificios de animales, historias románticas, autoayuda y tantos otros temas. El amor está en quien narra, en la trama o es generado para que el lector lo sienta.

Un hijo es otra forma de amor. Aviso a quienes esperen un amor entregado e inconsciente de unos padres abnegados que ya ha caído en el primer error. Desvelarte qué imagen del amor se plasma en esta pequeña gran novela juvenil, sería mi primer error, el spoiler que nadie quiere leer. Pero sí te contaré quién es Guille, su padre, María, Sonia y Nazia. ¡Ah! Y Amanda.

Los personajes.

Guille es un niño de nueve años tímido y soñador. Quiere ser Mary Poppins. Imagínate la actitud de Manuel, su padre, ante esa afirmación. Herido en su orgullo de hombre, algo así como si el niño fuera un extraterrestre y él un neandertal de los que ya, quiero creer, cada vez quedan menos. A ambos los separa una vida entera. Mientras su hijo planifica un baile, Manuel practica kickboxing. La secuencia de la lógica se cortocircuita en la cabeza del padre.

Sonia es una maestra vocacional. Observa a sus alumnos y se preocupa de su actitud. Con calma, con sentido común, con la ingenua esperanza de ser la continuidad de una línea educacional que comienza en el núcleo familiar. En el fondo sabe que los progenitores no siempre miran lo que ven en casa. Con la excusa de la inocencia en la infancia tapan y obstruyen un flujo de sentimientos que, cuando consiguen manifestarse, ignoran la dirección en la que hacerlo. Promueve la visita de Guille a la orientadora del colegio. Quizá tenga la necesidad de soltar una pesada carga, o de que alguien le ayude a llevarla.

Amanda es una mamá ausente, que emigró temporalmente para trabajar de azafata en una aerolínea extranjera ante la grave situación económica en la que se vio envuelta la familia. Cómplice de Guille, divertida y alegre. La pantalla de un ordenador y unas cuantas cartas representan su único modo de acercamiento ahora.

María es orientadora en el centro escolar. Con sensibilidad e intuición consigue leer las señales que emite el alumnado, Guille, en este caso. No es tan importante lo que le cuenta, sino cómo se lo cuenta. Lo que no dice con palabras tiene más significado que lo que quiere, conscientemente, desvelar.

Y Nazia. Esa niña por la que el mundo hoy es mejor que ayer. De origen pakistaní y nueva en el cole. Niña por la mañana, adulta por la tarde en casa y en el supermercado familiar. Se convierte en la mejor amiga de Guille. Hasta creo que requiere una segunda lectura para llegar a descifrar si su personaje significa algo más de lo que se muestra entre las líneas de la historia.

He elegido contarte así, personaje a personaje, la historia de Un hijo porque explicarte el hilo argumental fastidiaría parte del encanto que desborda la novela.

Estructura y significado.

El autor titula cada capítulo con el nombre de uno de ellos, que será quien narre lo que sucede desde su punto de vista, en primera persona. Se lee muy rápido, el ritmo es ágil y el vocabulario muy asequible para el público al que, en teoría, se dirige, juvenil. Aunque es una historia recomendada para educar esas mentes jóvenes, es, sin duda, necesaria para padres novatos.

Como maestra te gusta que tus alumnos sean felices, que vivan en un mundo vacío de preocupaciones y que su entorno les haga sentir seguros y cuidados. Seguramente al leer esta novela pensarás, si eres profe como yo, que no es tan fácil conseguir que la orientadora atienda a un alumno regularmente, ni tienes tiempo para andar llamando y hasta visitando padres. Es cierto.

Lo mejor en Un hijo es la nula referencia que se hace a la enseñanza academicista, a pesar del papel tan principal que tiene el colegio. Cuando saltan las alarmas alrededor de una carencia emocional o de una preocupación que supera la edad del alumno, no vale de nada saber colocar los huesos en un esqueleto ni multiplicar por dos cifras. Por eso observar es la clave. Nuestra responsabilidad. Porque pienso que sí somos la continuidad de una línea educacional que comienza en el núcleo familiar.

Si quieres puedes recomendarme otras novelas de este tema que hayas leído. Estaría encantada de incluirlas en mi lista de lecturas pendientes, que son unas cuantas.

Título: Un hijo.

Autor: Alejandro Palomas.

Nº de páginas: 243.

Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2016.

Editorial: La Galera Joven.

Año de la edición: 2017.

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